Andalucía, esa tierra que propicia un sol dorado, que ofrece las mejores tapas del país, rincones llenos de historia y una espléndida hacienda de olivar como es Faín Viejo.
La opción por la que se han decantado una de nuestras parejas para contraer matrimonio. ¿Qué mejor que en el corazón de Andalucía para ello?
Faín Viejo es una hacienda completamente restaurada y decorada con numerosas obras de arte y antigüedades de un valor incalculable y con unos espacios perfectamente acondicionados para que celebres tu boda en un ambiente de lo más refinado.
Previamente fue un monasterio, una residencia y hasta una cárcel, pero la actual casa de campo mantiene un trocito de todas estas historias combinada con la modernidad de la actualidad en sus grandes salones, comedores, dormitorios, molino, biblioteca y galerías.
Pero el éxito de tu evento estará en las cinco hectáreas de jardines repletos de olivos, higueras, naranjos, palmeras y granados que acompañan a varios estanques de peces multicolores, gansos, faisanes y pavos reales.
¿Se te ocurre un entorno mejor para dar el “sí quiero”? A Cristina y a su pareja desde luego que no, que se trasladaron a Cádiz, concretamente a Arcos de la Frontera, para caminar hacia el altar.
La decoración de este gran día estuvo marcada por la sencillez y la sobriedad, con una alfombra rústica de grandes dimensiones que ocupaba el pasillo hacia el altar. A ambos lados se colocaron una fila de sillas blancas para los invitados, mientras que los novios se colocaron sobre un largo banco de mimbre, el cual contaba con dos cojines blancos a juego con las sillas.
Frente a ellos se encontraba un mantel de calados de lo más vintage y un gran ramo de flores fucsias sobre un jarrón plateado que destacaban sobre el resto de la decoración.
Con las flores el toque de color lo puso Florenea, mediante los pequeños ramos blancos de paniculatas que decoraban las sillas de camino al altar. A ambos lados de este también se dispusieron cantidad de flores iguales que el ramo de la novia, así como en los centros de mesa.
El ramo de la novia lo conformaban flores en tonos granates, entre las que destacaban las calas, claveles, paniculatas y hojas dentadas que estuvieron acompañadas por muchas hojas verdes.
Cabe destacar que la decoración del banquete seguía la misma línea rústica y vintage que la ceremonia, pero esta vez con tonos azules: platos en azul combinado con blanco sobre posa-platos de mimbre, vasos en cristal transparente y en cristal azul, cubertería plateada y servilletas blancas, sobre las que se acomodó una pequeña rama de romero.
En cuanto al vestido con el que triunfó Cristina, fue María Jesús Domínguez, la firma especializada en vestidos de novia y complementos, la que puso el broche de oro mediante un vestido de corte princesa y escote en pico.
Este constaba de unas mangas de 3/4 de tul rematadas en una puntilla igual a la que se encontraba en toda la parte superior del vestido, bordadas con alguna lentejuela, mientras que parte superior del vestido fue un patrón completamente liso de tul. Respecto a la parte trasera, esta dejaba ver toda la espalda, rematando con un cierre de botones dispuestos en una fina línea.
La novia decidió acompañar su look con un sencillo velo de tul junto con un elegante y clásico recogido en forma de moño bajo y varios mechones sueltos a ambos lados de la cara que complementó a la perfección con un tocado de joya en tonos bronces y rosas.
Rosario fue la artista de este fabuloso peinado además del sencillo maquillaje, que constaba de una base rosada y unos labios más fucsias, con los ojos delineados en negro y unas pestañas que intensificaban aún más su mirada.
Y el novio no se quedó corto, porque las prendas, de la boutique Como Un Señor, le quedaban como un guante. Un traje de chaqueta y pantalón en azul marino combinados con un chaleco de estampado barroco, también en azul marino, y a conjunto con el remate de las solapas de la chaqueta. Todo ello acompañado de una camisa básica blanca y una corbata del mismo estampado barroco, a la cual dio un toque de elegancia suprema al incluir una joya en el centro de la corbata.
La encargada de la puesta a punto y del perfecto desarrollo de esta boda en tierras andaluzas fue Natalia Ortiz, de la mano de los fotógrafos Samuel y Helen que se capturaron los momentos más felices de la pareja durante su gran día.
Todos hablan del tesoro escondido en Faín Viejo, ¿estás listo para encontrarlo? ¡En Weddings and Events by Natalia Ortiz te ayudamos!
